Hacia la descarbonización del planeta: el aporte de la agroindustria
Dentro de las actividades que emiten créditos de carbono se encuentra la categoría agricultura, silvicultura y uso de la tierra, disposición de residuos, procesos químicos/ manufactura industrial, dispositivos domésticos/comunitarios, eficiencia energética/reemplazo de combustibles y energía renovable. En particular, esta última experimentó una participación del 55% en el total de emisiones para el 2022, sin embargo, dada la caída en los costos de producción, el interés económico recae en la actividad en sí desplazando el incentivo a emitir y ofrecer bonos de carbono, por lo tanto, nuevas categorías aparecen en escena. En este caso se observa un crecimiento en la reducción de emisiones por parte de la agricultura, en tanto que actividades forestales y uso de la tierra si bien disminuyó la cantidad ofertada para 2022 en comparación a 2021, está ganando mayor terreno con posibilidades de expansión.
Por su parte, el mercado voluntario, que surgió como instrumento complementario en pos de la lucha contra el cambio climático, consiste en la compensación de emisiones de carbono por parte de las empresas, organizaciones y personas individuales sin estar sujetos a regulaciones y controles oficiales sino más bien a certificaciones con estándares y metodologías. La ventaja de acceder a este tipo de mercado es que moviliza al sector financiero privado, sumado a que contribuye al cumplimiento de otros objetivos como es la utilización de energía renovable, desarrollo económico y social, etcétera.
Las Unidades de Remoción (RMU por sus siglas en inglés) que se obtienen a través de proyectos relacionados al uso de la tierra, cambio en el uso de la tierra y silvicultura, ya que se quiere aprovechar el hecho de que el CO2 atmosférico se puede acumular como carbono en la vegetación y los suelos.
Finalmente, en cuanto a las Unidades de Reducción de Emisiones (ERU por sus siglas en inglés), se realiza a través de una implementación conjunta ya que implica el compromiso de reducción de emisiones por parte de un país (a través de las ERU) y la inversión que recibirá el país que efectivamente realizo esa reducción.
Por su parte, el mercado voluntario se guía por estándares cuantitativos llamados así porque existe un método estandarizado que permite determinar la reducción de emisiones que se logra a raíz de un determinado proyecto, y los estándares no cuantitativos que se basan en evaluar el impacto social, económico y ambiental de los proyectos, esta se utiliza como complemento de la anterior.
En cuanto al volumen de créditos comercializados, a partir de 2022 se observa un boom en la cantidad de proyecto agrícolas y, según Ecosystem Marketplace, se espera que este incremento continúe, también en los sectores de silvicultura y usos del suelo. En particular para la agricultura, se emitieron más de 3,7 millones de toneladas equivalentes de dióxido de carbono (tCO2e), que implicó un aumento del 283% respecto del año anterior.
Mientras que, por el lado del valor, que surge de la multiplicación entre el precio y el volumen, fue de USD 41,7 millones en 2022, que implicó que se situara un 338% por encima del valor precedente.
En ella participaron quienes actuaron como oferentes de UCV´s, es decir las instituciones que a través de distintos proyectos generaron disminución en la emisión de gases de efecto invernadero, así intervinieron cincuenta y dos empresas dedicadas a la generación de energía fotovoltaica, trece industrias que accedieron al gas natural en reemplazo de combustibles fósiles de alta intensidad de carbono, dos empresas generadoras de biogás, una empresa generadora de biodiesel y una empresa de actividad comercial que certificó y mantuvo el sistema de Gestión de la Energía en concordancia con la norma ISO 50001.
Por su parte, los compensadores son aquellas instituciones públicas o privadas con interés en contrarrestar sus propias emisiones de gases de efecto invernadero. En esta prueba lo constituyeron agentes del Ministerio de Servicios Públicos, en particular, 69 empresas contratistas de obras públicas, 36 funcionarios públicos y 22 organismos u otras entidades públicas o privadas.
Entre los beneficios podemos mencionar, en términos generales, la creación de empleo, ingresos, implementación y cobro de impuestos (como el impuesto al carbono sobre los combustibles fósiles en Argentina) y la generación de inversiones sobre los sectores involucrados. Sumado a lo anterior, también es plausible resaltar que este mercado podría impulsar la competitividad en otros mercados regionales como el de energía renovables, el forestal, entre otros.
Entre las muchas categorías emisoras de bonos se encuentra la agricultura que, si bien genera una gran cantidad de las emisiones de GEI, también, son actores importantes en el escenario de la compensación. En particular, Córdoba se inicia en el mercado voluntario de bonos de carbono, donde algunas iniciativas se relacionan con la agroindustria como es la reducción de emisiones a partir de la generación de biogás y de biodiesel, dando así cuenta del gran potencial con que esta provincia cuenta.
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